El kilometro 239
Al final del verano de 1929, una nueva carretera se abrió al tráfico entre Bremen y su puerto exterior, de Bremerhaven. En un año, más de 100 conductores tenían misteriosos accidentes en esta carretera, y todos a en el kilómetro 239. En esta sección la carretera, sin embargo, era una línea recta perfecta.
Interrogados por la policía, los supervivientes afirmaron que sentían una gran excitación cuando su coche llegaba a la terminal, sentían una gran fuerza para apoderarse de ellos y desviarlo a un lado. El 7 de diciembre de 1930, nueve coches se accidentaron en aquel lugar fatídico.
La policía estaba intrigado, pero un adivino en el país, Carl Wehrs, sostuvo que la fuerza misteriosa era un potente campo magnético generado por una corriente subterránea.
Para probar su teoría, tomó una varilla de acero en sus manos, y se acercó al kilómetro 239. Cuando llegó a unos 4 metros de la terminal, el bastón voló de su manos, como desgarrado por una fuerza invisible, y se lanzó al otro lado de la carretera, mientras que Wehrs giraba sobre sí mismo.
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