La lección del Fénix
Existen
numerosos animales fantásticos y mitológicos, pero entre todos ellos el que
siempre más me ha fascinado es el ave Fénix. Es representado como un ave
parecida a un águila o también a una garza, con un plumaje de color dorado y
escarlata, derivado probablemente de la identificación de este animal mitológico
con el fuego y el sol. No obstante, su rasgo más característico es la
inmortalidad, gracias a su capacidad para renacer entre sus cenizas. El Fénix es
por lo tanto una alegoría de la resurrección tanto física como espiritual, la
vida después de muerte y destrucción, el cambio de lo viejo por lo nuevo, la
superación personal y la esperanza…
Siendo
la imagen de conceptos tan universales no es de extrañar que se puedan encontrar
equivalentes del Fénix en diferentes culturas a lo largo de todo el mundo como
la cultura egipcia (Benu), rusa (Pájaro de Fuego), china (Feng-Huang), japonesa
(Ho-Oo) o incluso en mitos del Nuevo Mundo. En la mayoría es representado como
un ave y tiene una fuerte relación con la muerte y resurrección del Sol en el
ciclo del día y la noche. Son varios también los mitos en los que este animal
participa pero mi objetivo hoy no se centra en estos. Mi objetivo es la
profundización en el significado del mito de esta ave y demostrar que la vida
necesita ser vista a través de los ojos del Fénix.
Mucho
he leído acerca del mito pero entre todo ello destaca sin duda La lección del Fénix, el editorial
escrito por Jorge Bucay en el número 71 de su revista Mente Sana. La vida, inevitablemente,
está compuesta de una alternancia de momentos altos de dicha y prosperidad que
desearíamos mantener eternamente y momentos bajos, llenos de dolor y confusión
que parecen no finalizar. La aceptación de esta realidad es indispensable para
nuestro bienestar, disfrutar intensamente los grandes momentos y hacer frente a
los momentos de desgracia. Conocida esta alternancia hay que, como sabiamente
dice Bucay, “aprender a vivir en ella –no con ella sino en ella-.”. Esta realidad, no obstante,
puede ser tratada de dos formas muy diferentes, para cada una de la cual existen
mitos claramente ilustrativos.
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